Sé que serás conmigo tan cruel como
el pasado,
que no vas a perdonar mis errores.
Sé que golpearás tú primero sin que lo
espere,
que no esperarás a que me levante.
No te preocupes, aquí estoy, acepto el
pacto;
puedes cubrirme entero de temores.
Podrás fundirme como se funde la
nieve,
y evaporar el agua que de mí se
derrame.
Pero no olvides que así me habré
elevado,
hasta donde el cielo pierde los
colores,
para convertirme gota a gota en nube
que viene
a descargar vida sobre tu fuego infame.
Teme; el otoño siempre vuelve:
la lluvia, húmeda esperanza,
gota a gota, golpea más fuerte
que el hierro de tu alabarda.