Volví hoy a aquel puente sin tu permiso,
sólo para saber que aún seguía allí escrito
lo que un día mientras todo era bonito,
te susurré con mi aliento sobre tu oído.
Se oyen los niños en las calles corriendo,
pedir caramelos a ritmo de truco o trato,
ajenos a que algún día sin conocimiento
serán participes de un juego más complicado.
El puente sigue allí, donde lo cruzamos;
No conocía cual era el peaje por jugar,
pero la vida se ve distinta desde el otro lado.
No importa, sabes siempre quise participar.
El primero de los nuevos Octubres se marcha,
con sabor dulce esperanza para la memoria amarga,
dejando tras de sí una inconfundible marca:
una calabaza con una sonrisa inmensa tallada.
jueves, 31 de octubre de 2013
martes, 8 de octubre de 2013
Nuevo Octubre
Vengo a este lugar después de tanto tiempo
a traerte una flor en honor a la memoria.
Pues fluye el río como lo hace el recuerdo,
haciendo girar incesablemente la noria.
La dejo aquí, sobre nuestra tumba,
la que guarda lo bueno bajo el mármol
y dejó que escapara todo lo malo,
huyendo lentamente entre la lluvia.
Hoy ya no hago el amor con los recuerdos
como solía hacer contigo a la luz del Sol,
pues los cubrieron hace tiempo unos cuervos
que me dejaron desnudo el corazón.
No te levantes; voy de puntillas y despacio
a recoger nuestros sueños e ilusiones.
Intentaré no dejarme ningún beso, ningún abrazo.
Los pondré junto a las sonrisas en mis cajones.
Ahora ponte aquellos zapatos de cristal,
apaga la luz y cierra la puerta con suavidad,
no sea que nos vayamos a despertar,
y veamos sólo la losa que cubre nuestro final.
Octubre lo perdona todo, como siempre hizo París.
Marcho hasta la siguiente rosa, la próxima gerbera.
Si tienes tiempo, no te olvides este mes de sonreír,
cuando caigas en que ves en tus pasos mis huellas.
a traerte una flor en honor a la memoria.
Pues fluye el río como lo hace el recuerdo,
haciendo girar incesablemente la noria.
La dejo aquí, sobre nuestra tumba,
la que guarda lo bueno bajo el mármol
y dejó que escapara todo lo malo,
huyendo lentamente entre la lluvia.
Hoy ya no hago el amor con los recuerdos
como solía hacer contigo a la luz del Sol,
pues los cubrieron hace tiempo unos cuervos
que me dejaron desnudo el corazón.
No te levantes; voy de puntillas y despacio
a recoger nuestros sueños e ilusiones.
Intentaré no dejarme ningún beso, ningún abrazo.
Los pondré junto a las sonrisas en mis cajones.
Ahora ponte aquellos zapatos de cristal,
apaga la luz y cierra la puerta con suavidad,
no sea que nos vayamos a despertar,
y veamos sólo la losa que cubre nuestro final.
Octubre lo perdona todo, como siempre hizo París.
Marcho hasta la siguiente rosa, la próxima gerbera.
Si tienes tiempo, no te olvides este mes de sonreír,
cuando caigas en que ves en tus pasos mis huellas.
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