-¿Y si la pesadilla se tornase en sueño?
-Entonces sería un cuento con final feliz.
Dijo él mientras la miraba con anhelo.
-Sería bonito cambiar lo malo en cada matiz.
Murmuró ella echando la vista al cielo.
Pasaron unos segundos interminables
y él le respondió seguro y decidido.
-Entonces querida mía ¿como distinguir lo loable,
de aquello que verdaderamente nos ha herido?
-Tienes razón. Sin mal no valoraríamos la bondad.
Dijo mirándole a los ojos como queriéndole susurrar,
que acaba de descubrir en sus palabras la verdad,
de por qué pasaron juntos esa noche de Navidad.