Diez veces diecisiete parece que hace ya,
¿o tal vez son once? Bueno, que más da.
Diecisiete veces diez dicen que es igual,
pero sobre ese enigma sólo yo tengo la verdad.
¿O tal vez me equivoco y también lo sabes tú?
Qué bonito recordar aquellos días de juventud,
brillantes y cargados de esperanzas e ilusiones
que me hicieron comprender las razones
por las que siempre merece la pena soñar;
soñar para vivir convirtiendo la magia en realidad.
Queda ahora en el tiempo un poco más lejano
el día diecisiete en que me convertí en un mago,
de esos que no buscan en sus viajes más riqueza ni divisa,
que poder aumentar con momentos su colección de sonrisas...
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