Aprendí que en ocasiones la vida va y
viene,
como las horas, los días, los meses y
los años,
que el tiempo es solo el hilo que
sostiene,
montones de recuerdos apilados en
calendarios.
Que el amor perdido casi nunca vuelve,
incluso aunque de pronto un día
regrese.
Aunque tal vez hay veces que sí se
puede,
pues en esto del amor, ya saben, todo
depende.
Hay veces en que sientes los momentos,
esos que ya marcaron tu vida a fuego,
que forjaron tu alma a base de
recuerdos,
y al enfriarse dejaron el molde de tu
hierro.
Algunos de mis momentos tienen color
naranja,
y los encontré allá en el fondo de un
jardín,
que no tenía sembradas flores sino
calabazas,
en un día como hoy, de estos que
llaman Halloween.