Coged mi mano, no tengáis miedo al
caminar,
pues es virtud lo que otros ven como
debilidad.
La luz atraviesa cada hueco de vuestro
pecho,
no existe cabida en ese espacio para la
oscuridad.
Más allá de estas paredes ya no hay
techos,
si halláis el valor para soñar e
imaginar,
caminaréis por praderas sembradas de
libertad.
Llevad estas palabras en la bolsita de
consejos.
No importa si ven en vosotros la
fragilidad.
Si alguien en el camino os hace
tropezar,
y al caer os rompéis en trozos de
cristal,
volved a mi taller, siempre os querré
reparar.
Para que mis sueños caminaran les hice
marionetas,
y puse en su interior corazones de
cristal.
Las hice con remiendos de ilusión en
vez de tela,
que ni siquiera la llama del odio la
quema.
Su interior lo llené con pequeños
granos de arena,
para que nunca olvidasen el olor del
mar.
En sus ojos coloreé de vivo azul dos
esferas,
para que cuando los viesen los niños
al pasar,
pidiesen un deseo, como si fuese
estrella fugaz,
como cuando miras al cielo y cae un
cometa.
Algunos sueños parecen condenados a la
inmovilidad,
sin embargo con imaginación todo se
puede cambiar.
Así fue como alguien me inspiró hace
tiempo a diseñar,
marionetas que caminasen con corazones
de cristal.
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